Desde el 2018, cada 29 de noviembre se conmemora el Día Mundial del Yaguareté, una fecha clave para tomar conciencia sobre la conservación de esta especie que está jugando su partido más trascendental: el de la supervivencia. “Ahora que estamos todas las personas pendientes del Mundial, tenemos que entender que el yaguareté se está jugando un partido clave y decisivo, el de la extinción”, indicó Manuel Jaramillo, director general de la Fundación Vida Silvestre Argentina.
El yaguareté, declarado Monumento Natural de Argentina, es una especie en peligro de extinción, víctima de la caza ilegal y la pérdida de hábitat, entre otras amenazas. Es el felino más grande de la región y el tercero a nivel mundial, después del tigre de bengala y el león.
Está considerado una especie “indicadora” de la salud del ambiente, porque contribuye al mantenimiento de sistemas naturales que proveen de servicios ecosistémicos vitales para el bienestar de la naturaleza y las personas.
No obstante, frente a este panorama aún quedan esperanzas de revertir esta situación. Distintos organismos nacionales y fundaciones ambientalistas desarrollan en el país campañas de concientización para proteger a los ejemplares que quedan. La Fundación Vida Silvestre Argentina trabaja por la conservación del yaguareté en el Bosque Atlántico hace más de veinte años. “En 2002 iniciamos nuestra colaboración con científicos que permitieron conocer la cantidad de individuos de la especie presentes en el bosque atlántico. A su vez, colaboramos en la resolución de conflictos entre el yaguareté y las comunidades”, señaló Jaramillo.
En la selva misionera se conserva una población de alrededor de 90 individuos. En la región chaqueña se estima que quedan 20 yaguaretés. Unos 120 en las yungas. Aunque lo más novedoso se observa en la Provincia de Corrientes, donde la Fundación Rewilding Argentina ha logrado reintroducir con éxito unos 12 ejemplares, después de 70 años de extinción.
El Director de conservación de Fundación Rewilding Argentina Sebastián Di Martino explicó: “Lo que nosotros decimos es que, por supuesto, hay que hacer los mayores esfuerzos como están haciendo muchas organizaciones y algunos gobiernos para que esos 250 ejemplares sigan viviendo, como proteger su ambiente ya que perdió más del 95% de su área de distribución en Argentina y queda en reductos muy pequeños, comparados lo que era su distribución original, entonces una política de conservación del yaguareté, aunque tiene que hacerse, no puede limitarse a conservar lo que queda sino que hay que recuperar lo que perdimos. En ese sentido trabajamos desde la Fundación Rewilding Argentina”.
Considerando los resultados y con la mirada puesta a futuro Di Martino señala: “Lo más importante es que estamos viendo que es posible recuperar poblaciones de yaguaretés, entonces yo sueño con una población de yaguaretés saludable en Iberá, dentro de algunos años; lo mismo que en El Impenetrable (Chaco), donde la especie está prácticamente desaparecida y que eso ayude a conectar a las poblaciones todavía remanentes, sobre todo, en Yungas (en Salta y Jujuy), y en la selva misionera, en Misiones, que está muy aislada. Creo que si estos proyectos van bien hay muchas otras regiones de Argentina donde se podría recuperar al yaguareté”.

LA RECUPERACIÓN DEL YAGUARETÉ EN EL CHACO
El primer registro documentado de un yaguareté en el Parque Nacional El Impenetrable, desde el momento mismo de su creación se produjo en septiembre del 2019, cuando se descubrieron huellas de un ejemplar, ratificadas posteriormente con el aporte de imágenes obtenidas de una cámara trampa.
Poco después el ejemplar fue capturado y estudiado por un equipo interdisciplinario, que entre otras cosas pudo saber que se trataba de un macho de 4 años y de 114 kilos. Recibió el nombre de Qaramta (que en lenguaje originario Qom significa “el que no puede ser destruido”) y un collar para seguimiento satelital que permite un monitoreo permanente en tiempo real.
La presencia de una hembra de cautiverio que investigadores de la Fundación Rewilding Argentina trajeron desde Corrientes al Impenetrable, permitió afianzar la permanencia de Qaramta en el Parque Nacional. Meses después se construyeron corrales de grandes dimensiones, en los que se produjo la cruza exitosa de Tania (madre de la primera camada nacida en el Parque Iberá) con Qaramta, el macho salvaje chaqueño.
De esta unión nacieron en 2021 dos cachorros que recibieron los nombres de Nalá y Takajay. Con ellos se encendió la esperanza de tener una población sustentable en el Parque Nacional El Impenetrable.
En 2022 se concretó una segunda cruza entre Qaramta y Mbareté, una hembra de 4 años, proveniente de Corrientes, de la que nacieron 2 nuevos descendientes que recientemente fueron trasladados al Iberá junto a su madre para ser liberados en el corto plazo. Cuando eso suceda, Aramí y sus cachorros concebidos en el Impenetrable, aumentarán a 15 la población de yaguaretés que deambulan libremente por los Esteros del Iberá.
Por otra parte, está latente la posibilidad que Tania -que ya fue separada de la primera camada de cachorros nacidos en El Impenetrable-, pueda volver a tener una nueva cruza con Qaramta si se dan las condiciones a futuro.
Las últimas informaciones indican que recientemente se produjo el nuevo registro de huellas e imágenes de cámara trampa, que confirma la presencia de 2 nuevos ejemplares de jaguares en el PN El Impenetrable y zona de amortiguamiento.
Por: Vida Silvestre